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ESPECIAL. El
gobierno de Venezuela comunicó al Gobierno portugués su intención de recuperar
parte de su inversión en deuda del Grupo Espírito Santo, valorada en 300
millones de euros aproximadamente, (335 millones de dólares) y se plantea llevar el caso ante la Justicia.
Así
lo informa hoy el periódico luso “Diário Económico“, que apunta que Caracas
alegará contar una garantía firmada por los antiguos administradores del banco
que pertenecía a este mismo emporio familiar, en la que se precisaba que esa
deuda la cubriría la entidad financiera en caso de incumplimiento.
De
acuerdo con el rotativo, el asunto lo trató una delegación venezolana que
estuvo en Lisboa hace dos semanas y que mantuvo contactos con el Ejecutivo y
con empresas privadas lusas.
El
Grupo Espírito Santo acabó quebrando en 2014 y varias de sus sociedades se
encuentran en concurso de acreedores, en lo que se considera en Portugal el
mayor escándalo financiero del país en su historia reciente.
Encima
de la mesa se encuentra una inversión realizada por el Banco de Desarrollo
Económico y Social de Venezuela (Bandes) y el Fondo de Desarrollo Nacional
venezolano (Fonden), que compraron en 2014 títulos de deuda por valor de unos
800 millones de euros emitidos por el Espírito Santo International, la sociedad
matriz dentro de la estructura del Grupo.
Meses
después, a mediados de mayo, se publicó una auditoría que descubrió
“irregularidades” en las cuentas de esta sociedad, en lo que fue el principio
del fin de este conglomerado empresarial.
Entonces,
el presidente del Banco Espírito Santo (BES) y uno de los líderes a su vez del
emporio familiar, Ricardo Salgado, intentó tranquilizar a sus clientes
venezolanos con la firma de una garantía bancaria para certificar la devolución
de una parte de esa inversión en caso de incumplimiento, equivalente a unos 300
millones de euros.
El
propio Salgado subrayó en una declaración ante el Parlamento luso la
importancia de Venezuela en el negocio del BES, especialmente después de ganar
un concurso para gestionar el Fondo de Inversión Internacional de la empresa
pública Petróleos de Venezuela (PDVSA).
El
banquero portugués reveló que en esta operación, el fondo de PDVSA se
comprometía a invertir en deuda del Grupo Espírito Santo, lo que podía en su
opinión ser clave para superar sus dificultades financieras y sobrevivir justo
cuando ya se encontraba en grave riesgo de derrumbe.
Sin
embargo, hay dudas sobre la validez de las garantías firmadas por el BES,
concretadas a través de dos “cartas de patrocinio” -”comfort letters” en
inglés-.
El
propio supervisor bancario portugués apuntó que hay indicios de delito en la
firma de estas cartas, ya que se realizaron a título personal por Salgado y
otro de los gestores del BES, sin ser aprobadas por la comisión ejecutiva del
banco.
Además,
las cartas protegían a los fondos venezolanos de una inversión realizada en el
Grupo Espírito Santo y no en el BES, lo que supondría una prueba más del
contagio entre la parte financiera y la no financiera del conglomerado
empresarial.
Especialistas
lusos advirtieron de que la existencia de esta garantía podría también motivar
denuncias por parte de otras compañías que también compraron títulos del Grupo
y que no obtuvieron ninguna “carta de patrocinio”, lo que supondría un agravio
comparativo.
La
dificultad para que Venezuela recupere su inversión es mayor debido a que el
Banco de Portugal decidió intervenir el BES, dividirlo en dos -una que mantiene
su actual nombre y otra con el nombre de “Novo Banco”- e incluyó esta garantía
en la parte tóxica.
FUENTE: La Patilla
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