La cantante hizo estas declaraciones en un programa de televisión |
ESPECIAL. «¿Condenaría
a su hijo, si fuera gay?». Esta es la espinosa pregunta a la que Julia Volkova,
una de las cantantes del dúo ruso t.A.T.u., respondió con un sonoro «sí» en un
programa de televisión de la televisión de Rusia.
«Creo que un hombre
debe ser un macho de verdad» dice la intérprete justo antes de que el público
irrumpa en aplausos. El programa, una especie de «El juego de tu vida» que en
España presentaba Emma García, sometía a Volkova a la prueba de un polígrafo
para ver si decía realmente lo que pensaba o estaba mintiendo. «Dios creó al
hombre para la procreación. No voy a apoyar a ningún hijo gay», añadía como
explicación a su tajante respuesta.
Volkova se encarga
también de recalcar que esta circunstancia es solo aplicable a los hombres y
elude expresamente condenar el lesbianismo, pese a las preguntas del conductor
del programa. «La libertad solo se aplica a una hija, no a un hijo. Creo que para
los hombres es una mala libertad. Un hombre no tiene derecho a ser maricón»,
concluye al tiempo que su última palabra es parcialmente censurada por un
pitido.
Después de la polémica
generada durante el programa en Rusia, un país que ha aprobado recientemente
leyes que penan la homosexualidad, Volkova quiso dejar claro en unas
declaraciones que no estaba «en contra de los gays» y que estos eran «mejores
que los asesinos, los ladrones o los drogadictos».
Una cantante bisexual
La cantante formó hasta
inicios de este mismo año el dúo musical t.A.T.u., un conjunto que vendió
millones de copias de sus seis álbumes en todo el mundo, quedó subcampeón de
Eurovisión y actuó en la ceremonia inaugural de los últimos Juegos Olímpicos de
invierno en Sochi.
En la actualidad, Julia
Volkova es madre de dos hijos, una niña -Viktoria Pavlovna, de diez años- que
concibió junto a su exnovio Pavel, que por aquella época estaba casado con otra
pareja. También tiene un niño -Samir, de siete años- que tuvo años después con
otra pareja, Yasinov, con la que también rompió luego.
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