Las enfermedades cardiovasculares pueden exacerbarse si no se hace un cambio definitivo en el estilo de vida para atacar los factores de riesgo: hipertensión, diabetes, dislipidemia, obesidad, sedentarismo, tabaquismo y malos hábitos alimenticios.
Para nadie es un secreto que debido a la escasez de medicamentos que actualmente padecemos en nuestro país, muchas personas tienen dificultad en cumplir los tratamientos farmacológicos indicados por sus médicos.
“Hoy más que nunca la interacción médico-paciente es importante para la sustitución de un medicamento escaso por otra molécula similar. Sólo el médico puede, en base al historial del paciente, dar la mejor recomendación; no obstante, es la voluntad y constancia del paciente lo que determina el control de su enfermedad, pues bien es sabido que incluso en situaciones normales sólo 4 de cada 10 cumplen a cabalidad sus recetas médicas”, comentó Pedro Aguiar, cardiólogo intervencionista del Centro Médico La Floresta y adjunto de la Unidad de Hemodinamia del Hospital Miguel Pérez Carreño en Caracas.
Si consideramos que toda crisis es una oportunidad, la que vivimos actualmente obliga a los médicos a hacer hincapié en algo que se viene repitiendo hasta el cansancio: “hay que cambiar el estilo de vida”, lo cual hace sinergia con el uso de los medicamentos.
En el caso de los pacientes con enfermedades cardiovasculares, la prevalencia de la morbi-mortalidad está directamente relacionada con el incremento de los factores de riesgos como la hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia (colesterol y triglicéridos altos), obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo y los malos hábitos alimenticios. De allí que se debe hacer todo lo que esté al alcance para atacar dichos factores.
Para el doctor Aguiar las enfermedades cardiovasculares pueden tener su origen genético del cual el individuo no puede escapar, sin embargo hay hábitos que sí son modificables para disminuir los riesgos, siendo la alimentación una herramienta importante. Por ello recomienda la disminución del consumo de sal, harinas y carnes rojas. Incluir en la dieta diaria la ingesta de cinco porciones de frutas, más verduras, granos, aceite de oliva y productos lácteos desgrasados, así como incrementar las cuotas de potasio, carnes blancas y pescados.
“Al ir al mercado nos daremos cuenta que comer sano es más costoso, pero al final podremos bajar el colesterol, la hipertensión, la resistencia a la insulina y evitar enfermedades como la insuficiencia cardíaca y el síndrome metabólico”.
Otra recomendación no farmacológica es realizar algún ejercicio físico aeróbico como caminar o montar bicicleta. Hacerlo de manera regular unos 30 o 45 minutos diariamente. No hace falta inscribirse en un gimnasio o en cuanto maratón o caminata surja. Basta con caminar rápido por un circuito cerca de casa, preferiblemente en un lugar seguro que no le genere estrés.
“Definitivamente se debe abandonar el vicio del tabaco y moderar el consumo de alcohol”, comentó Aguiar.
Jóvenes también en riesgo
Su experiencia como cardiólogo y fundador de la Unidad de Cardiología No Invasiva “CardioAguiar”, le permite asegurar que lejos de lo que suele pensarse, en cuanto a que los problemas cardiovasculares se presentan sólo en personas de mayor edad, al tener manifestaciones asintomáticas y debido al estilo de vida actual, las consultas revelan que pueden aparecer en pacientes jóvenes y en edad productiva. Agrega Aguiar que las enfermedades cardiovasculares no sólo son la primera causa de mortalidad en nuestro país, sino que tiene un impacto significativo en la productividad de la nación. “Además de perderse vidas en etapas productivas, cuando los efectos son discapacitantes, el paciente se convierte en una carga familiar”.
Chequeo del corazón:
En el marco de la celebración del Día Mundial del Corazón el próximo 29 de septiembre, el doctor Pedro Aguiar recuerda la importancia que todo hombre mayor de 40 años y toda mujer que use anticonceptivos y luego de la menopausia, se realice un chequeo anual cardiovascular, el cual incluye control de peso, colesterol y triglicéridos, historia familiar, presión arterial, electrocardiograma y si hubiera alguna anomalía en este último o algún ruido anormal al auscultar, un ecocardiograma doppler color. “Lo fundamental es determinar en qué situación de riesgo se encuentra el individuo y tomar las previsiones necesarias”.
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