Momentos cuando Diana López daba la entrevista a InfobaeTV |
Por: Fernanda Kobelinsky/fkobelinsky@infobae.com.
Diana López es artista plástica y está de visita en Buenos Aires para
participar en el Segundo Seminario Internacional “Ciudades, Cultura y Futuro:
hacia una nueva Agenda 21 de la cultura”, que se realiza en La Usina del Arte.
Sin embargo, como ella misma dice, aprovecha “todas las oportunidades” para
visibilizar el caso de su hermano, Leopoldo López.
El
dirigente opositor venezolano se ha transformado en el símbolo de la lucha
contra el gobierno de Nicolás Maduro. Su protagonismo en las espontáneas
movilizaciones de principios de febrero pasado hizo que el propio presidente
bolivariano lo eligiera como blanco de ira. El 18 de febrero, el Gobierno lo
detuvo en una multitudinaria movilización en su apoyo, lo acusó de
“conspiración, incitación a delinquir, intimidación pública, homicidio agravado
premeditado y terrorismo”.
“Leopoldo
está en juicio desde el 5 de junio. Un juicio injusto, muy irregular… La
Fiscalía presentó a 100 testigos y aceptaron a todos; la defensa presentó a 65
y no aceptaron a ninguno”, detalla Diana López para graficar la poca
independencia de poderes de la que goza la Justicia venezolana. “La jueza sufre
presión directa”, agrega.
La
vida de los López se modificó radicalmente desde el arresto. Emocionada, su
hermana mayor cuenta cómo manejan familiarmente tamaño desafío. “Es muy difícil
tener unos sobrinos que no tienen a su papá todo el tiempo, tener a unos padres
angustiados… es una situación bien compleja. Nos hemos unido, nos hemos
fortalecido”, afirma.
“Al
ser una víctima, puedes tomar dos posiciones: o te activas o te recluyes.
Nosotros elegimos ser la voz de Leopoldo, pero también ser la voz de todos los
presos políticos en Venezuela”.
Diana
López habla como hermana mayor -”esa relación única”- y cuenta que le es muy
difícil no ponerse nerviosa o emocionarse cuando habla del caso de Leopoldo.
Casi todos los días recorre el trayecto de una hora que la lleva al penal
militar de Ramo Verde, donde el único varón de los tres López espera que el
juicio avance. “Es una cárcel muy aislada, muy custodiada, él está en la zona
de castigo. Solo puede recibir visitas de sus familiares directos y de sus
abogados… unas 10 personas en total”.
Aun
así, el opositor venezolano se las ingenia para ocuparse de sus hijos. Y aquí
es donde Diana López más se emociona. Casi sin poder creer lo que va a contar,
revela que el pequeño “Leopoldo Santiago aprendió a caminar en Ramo Verde” y
que Manuela –la hija mayor del opositor– aprovecha cada instante para compartir
momentos con su padre. “Leopoldo le pintó árboles y pájaros en las paredes de
su celda para crearle un buen ambiente” a su pequeña, cuenta.
A
pesar de las dificultades, Diana ve a su hermano “crecido, seguro, más
convencido, más abierto”. Es que en la familia López todos sabían que Leopoldo
sería político. “Cuando era muy joven, a los 15 años, escuchaba discursos…
Sabíamos”, dice y deja escapar una risa que marca la nostalgia por esos
tiempos.
Esa
misma sonrisa rápidamente se desdibuja cuando se le pregunta por la seguridad
de su hermano. “Hace algunos meses entraron ocho efectivos con pasamontañas,
vestidos de negro, mientras él dormía. Entraron sin ninguna razón, se llevaron
libros, sus apuntes para la defensa. Lo maltrataron. Fue golpeado”, detalla
diana López y agrega que ya se presentó una denuncia ante las Naciones Unidas.
Respaldo internacional
Las
movilizaciones contra el gobierno de Maduro comenzaron de manera espontánea a
principios de febrero de este año, cuando miles de personas sintieron que era
insostenible la vida en Venezuela: exigían seguridad (por los altos índices de
homicidio, propios de países en guerra), una salida a la crisis económica (con
una inflación anual que superó el 55% en 2013 y un evidente desabastecimiento
de productos básicos) y por mayor apertura democrática.
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Al
reclamo, Maduro contestó con represión. En ese momento, los presidentes
latinoamericanos que pidieron diálogo (el entonces mandatario chileno, Sebastián
Piñero, o el colombiano Juan Manuel Santos) fueron tratados de enemigos de
Venezuela. La reprobación de los aliados del bolivariano nunca llegó. Diana
López registra la falta de apoyo de ciertos sectores, pero elige ponderar el
respaldo que sí existió. “Estamos en una dictadura y él se entregó. Se
sacrificaron él y su familia para denunciar la represión”
“Al
principio de las protestas pocos se pronunciaron, entre ellos el alcalde de
Buenos Aires, Mauricio Macri, envió una carta y exigió la liberación de
Leopoldo. También hablaron los ex presidentes Oscar Arias, Fernando Cardozo o
Ricardo Lagos”, afirmó. También remarcó el pedido de diálogo del papa Francisco
y el pedido explícito de libertad que hizo el estadounidense Barack Obama.
Pero
lo que más resaltó fue el calor de los propios venezolanos. Según relata, el
afecto y el respaldo se sienten en la calle, cuando llegan a los tribunales…
“las sonrisas, la fe”.
El futuro
Los
López acuden a las audiencias del juicio pero poco confían en el desenlace.
Están convencidos de que la denuncia internacional es lo que les traerá
tranquilidad a su nueva vida. “Porque toda la dinámica cambia, pero a nosotros
nos toca en público”, afirma Diana.
“Leopoldo
es el líder del cambio. Estamos en una dictadura y él se entregó. Se
sacrificaron él y su familia para denunciar la represión. Es muy probable que
llegue a ser presidente, pero más allá de eso, es un líder nacional”, afirma
orgullosa Diana López.
Ante
la posibilidad de hablar con el presidente Maduro y decirle -o pedirle- algo,
Diana no duda un instante: “Que renuncie, eso le pediría”.
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