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| Parte de los convoy que van con la ayuda humanitaria para la zona de conflicto de Ucrania |
ESPECIAL. Ucrania dio este martes luz
verde al envío de un convoy humanitario ruso a la zona de conflicto en el este
del país, aunque con numerosas condiciones, ya que tanto Kiev como Occidente
desconfían de las intenciones del presidente ruso, Vladímir Putin.
"Hemos
recibido una nota que confirma la disposición de la parte ucraniana de recibir
esa ayuda. La nota llegó hoy", aseguró el ministro de Exteriores de Rusia,
Serguéi Lavrov, en declaraciones a la prensa rusa. Rusia asegura que ha
consensuado la misión humanitaria con Kiev, el Comité Internacional de la Cruz
Roja y representantes de organizaciones internacionales como la ONU y la Organización
para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).
Con
todo, Ucrania aceptó a regañadientes sólo después de que Rusia aceptara todas y
cada una de sus condiciones logísticas, en particular en lo que se refiere a la
imposibilidad de que soldados rusos o efectivos del Ministerio para Situaciones
de Emergencia escoltaran el convoy por territorio ucraniano.
Los
gobiernos occidentales y la administración en Kiev han advertido a Moscú contra
cualquier intento por convertir la operación en una intervención militar para
controlar una región que afronta una crisis humanitaria después de cuatro meses
de combates.
"No
permitiremos el paso a ninguna escolta del Ministerio de Emergencia de Rusia o
del Ejército (al territorio ucraniano). Todo estará bajo el control del lado
ucraniano", declaró a periodistas.
Rusia
anunció hoy que cederá al Comité Internacional de la Cruz Roja el control sobre
el convoy humanitario una vez llegue a la frontera ruso-ucraniana. "Tras
cruzar la frontera ruso-ucraniana, la columna pasará bajo la égida del Comité
Internacional de la Cruz Roja", informó la Cancillería rusa en un comunicado.
Medios
rusos dijeron que la columna de 280 camiones partió desde una zona cercana a
Moscú y que tardaría un par de días en recorrer los 1.000 kilómetros que la
separan de las regiones del este de Ucrania, donde los rebeldes buscan anexarse
a Rusia.
Las
naciones occidentales creen que el presidente ruso, Vladimir Putin -que ha
agitado las pasiones de los rusos con una campaña nacionalista desde que se
anexó la región ucraniana de Crimea en marzo-, ahora podría enviar sus fuerzas
hacia el este para evitar una derrota de los rebeldes en Donetsk, donde están
rodeados por las fuerzas de Kiev.
Se
cree que miles de personas sufren la escasez de agua, la falta de electricidad
y de equipos médicos en Donetsk y LuganskLa cadena de televisión Rossiya 24
mostró una fila de tres kilómetros de contenedores y camiones sobre una
carretera, mientras unos trabajadores cargaban cajas con botellas de agua y
otros suministros de asistencia.
Un
sacerdote ortodoxo ruso pasaba al lado de los vehículos y los rociaba con agua
bendita.
Protestas de Occidente
Los
gobiernos de Francia, Australia y Estados Unidos expresaron su preocupación de
que Rusia, el único aliado internacional de los separatistas ucranianos, emplee
la operación humanitaria como excusa para ayudar a los combatientes que parecen
estar cerca de ser vencidos.
Después
de que Ucrania reportara que Rusia ha desplegado 45.000 soldados en su
frontera, la OTAN dijo el lunes que existía una "elevada
probabilidad" de que Moscú intervenga militarmente en el territorio
vecino.
La
agencia de noticias Itar-Tass dijo que la caravana transporta 2.000 toneladas
de ayuda humanitaria. Incluye 400 toneladas de cereales, 100 toneladas de
azúcar, 62 toneladas de alimentos para bebés, 54 toneladas de equipos médicos y
fármacos, 12.000 sacos de dormir y 69 generadores de varios tamaños, agregó.
Se
cree que miles de personas sufren la escasez de agua, la falta de electricidad
y de equipos médicos en Donetsk y en la ciudad fronteriza de Lugansk debido a
los feroces combates, entre los que ha habido bombardeos aéreos y ataques con
misiles.
Las
agencias de Naciones Unidas sostienen que más de 1.000 personas han muerto,
incluyendo soldados del Gobierno, rebeldes y civiles, en un conflicto durante
el cual fue derribado en julio -en un aparente error- un avión comercial
malasio con 298 personas a bordo. Todos los pasajeros perdieron la vida en el
incidente.


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